Aquel hombre.
Miro a ese hombre y en su hálito alcohólico, veo, no la injusticia de la vida, sino la ingratitud misma de esta.
Sus ojos de cansancio y como ordena sus cosas.
Como juega con el perro.
Un desprendimiento del alma, llega más lejos y duele menos que ver, no tu auto realización, sino lo contrario; lo que te fue predestinado, a la nada misma.
1 comentario:
buen escrito... algo de soledad, por no decir mucha, tiene tu escrito..... cosa que debo confesar me agrada.
me gusto tu blog
suerte!
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